Ganamos la impugnación.
Un
inmenso fraude, dije fraude: alteración de la voluntad electoral de los
votantes, continuado, estructural. Que ellos montaron y, es muy importante,
nosotros permitimos. Pero nos parece importante un detalle, aparentemente
menor, los impugnadores han cuestionado a dos magistrados de la Sala Electoral
porque son militantes del PSUV, tan tranquilos.

Es
extremadamente probable que las impugnaciones, son dos, hechas por Capriles y
la MUD, no sean del gusto de la Sala Electoral ni su instancia de apelación, la
Sala Constitucional, del Tribunal Supremo de Justicia, así se haya marchado de
la presidencia de ésta última y del Tribunal, para saneamiento de la nación, la
magistrada Luisa Estela Morales, quien, según se oye, ni sus pares la
soportaban.
Y decir
extremadamente probable es mucho decir, un delirio optimista. En cuanto a las
instancias internacionales, bueno, se pondrá en evidencia, una vez más, que
hemos vivido tres lustros de despotismo político pero de pasar, no pasará nada.
Sin
embargo nosotros creemos que esta cruzada de saneamiento de la moral pública
emprendida a partir de estas dos acciones va a ser trascendental para la vida
de la república. Ella va más allá de su objetivo manifiesto, poner en cuestión
los apretados resultados de la elección de abril. Mucho más allá.
En el
plano puramente electoral porque lo que ellas van a hacer emerger es una
podredumbre que ha convivido con las impolutas máquinas desde que éstas
existen, aunque no hayan manchado su pulcro aspecto.
Desde
el malandro, fuca en mano, que aterroriza al testigo, a la presión sobre el
empleado público o el beneficiario de las misiones, pasando por el uso
delincuente de los dineros, las instituciones y los más media públicos sin la
menor vergüenza, los muertos que retornan a votar o la insana e impúdica
composición de la directiva del CNE y pare usted de contar.
fuente: TalCualDigital.com
Un
inmenso fraude, dije fraude: alteración de la voluntad electoral de los
votantes, continuado, estructural. Que ellos montaron y, es muy importante,
nosotros permitimos. Parece que puede no ser así en adelante, puede que hayamos
despertado de la modorra y el miedo.
Hemos
convertido la opinión nacional e internacional en una sonora cacerola que no
cesa.
Pero
nos parece importante un detalle, aparentemente menor, los impugnadores han
cuestionado a dos magistrados de la Sala Electoral porque son militantes del
PSUV, tan tranquilos. Bueno, eso pone en cuestión nada menos que el
sometimiento perruno de todos los poderes al Palacio de Miraflores, la
cuadraplejia de la democracia. Y ese gesto indica otro promisorio derrotero.
Para no
abundar más en el caso, el asalto fascista a la Asamblea, por lo visto
solucionado, digamos que felizmente. Pero a nuestro favor: se nos quiso callar
y hemos recuperado el habla plena y contra esa voluntad no pudo nada, ni las
garras del Monstruo de Aragua clavadas en la humanidad de Julio Borges. No
volverá a pasar, tenemos mesa limpia. Óyeme, Cabello, te la comiste caballo, la
sacaste del parque.
Y por
allí anda Maduro dando carreras, con la chequera en el bolsillo del paltó para
que se note, tratando de calmar a los panas del Sur que han visto con mucha
agudeza los horrores que se cometían en el país en la histeria oficialista
postelectoral.
Y hasta
Obama, compañeros, ¡Obama!, que por supuesto es imperialista pero también
afrodescendiente (o sea negro), izquierdoso (le gusta ponerles impuestos a los
ricos) y tercermundista (leyes migratorias), venerado en medio mundo y al que
tanto le han jalado nuestros revolucionarios, Chávez lo instó a que se sumara a
la revolución o algo parecido.
Estamos
comenzando esa regeneración nacional necesaria, a poner las cosas en su lugar,
pero la tarea es inmensa porque la devastación es colosal. Apasionante también.