[...]el
fascismo fue un fenómeno real, incontrovertible, cuyas características
principales conviene recordar para poner las cosas en sus justos términos.

La
violencia desatada contra ellos, por escuadras partidistas (squadristi)
uniformadas con camisas de un mismo color, se convertía en una de las máximas
expresiones del “hombre nuevo”, que debía sacrificar todo por la “revolución
fascista”:
“Todo
dentro del Estado; nada fuera de él”
(B.
Mussolini).
El
culto a la personalidad justificó la destrucción del Estado de derecho, para
enseñorear como verdad única la del líder:
“el
pueblo soy yo”.

Finalmente,
la muerte se convirtió en instrumento de “limpieza” en ese terrible afán por la
reingeniería social: sólo merecen quedarse los “buenos”, los “patriotas” -¡Patria,Socialismo y Muerte!.
Los psicólogos hablan de “proyección” cuando se atribuye a otro(s) los rasgos de
uno.
¿Quién es el fascista?
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